Plebiscito Constitucional 2023
Análisis del plebiscito
A las 18:00 horas comenzó el cierre de mesas y, con eso, el conteo de votos a lo largo de todo el país. Finalmente, la opción "En contra" se impuso con un 55,76% de los votos.
Resultados en porcentaje
Resultados en número de votos
Resultados por región
¿Cómo se comportaron las votaciones en regiones?
Histórico de elecciones en Chile
1. Análisis de los resultados
Como predecía la mayoría de las encuestas, la segunda propuesta constitucional de este largo período con dos procesos constituyentes -que duró 4 años- tampoco logró concitar una mayoría electoral.
La diferencia con que se rechazó la nueva Constitución parece dar cuenta de una ciudadanía dividida, que refleja las diferencias de los distintos sectores políticos. Los contenidos polémicos del texto muy probablemente jugaron un rol determinante en este resultado, pero la estrechez del margen no permite establecer paralelismos con la consulta de 2022. El texto igual hizo sentido a una parte relevante del electorado y en una elección polarizada como esta es señal de apoyo a sectores más de derecha. De esta forma, aunque el proceso haya llegado a su fin, Chile parece continuar un camino de polarización política como se observa también en otros países. No puede descartarse que algunos sectores políticos de izquierda intenten volver a levantar el debate constituyente, pero parece poco probable que tengan algún eco en la ciudadanía.
Somos el único país en fracasar dos veces en el intento de reemplazar su Constitución por la vía democrática. Esto es señal de falta de capacidad de la política para consensuar reglas mínimas para el funcionamiento del sistema, pues ambas propuestas -en mayor o menor grado- estaban teñidas de un signo ideológico. Algo extraño a la idea misma de una Constitución, la que debe generar amplio apoyo y consenso, además de una sana distancia (como opuesto a rechazo activo), donde nada en ella genere controversia mayor y su interpretación quede en manos del juego político electoral.
2. Consecuencias generales del resultado
Este resultado es una derrota electoral para la derecha y, especialmente, para el Partido Republicano. Desde el punto de vista constitucional, esta no es necesariamente una pérdida para el Partido Republicano, pues era el que quería desde un inicio mantener la Constitución de 1980, por lo que el resultado es su segunda mejor opción. Pero sí lo es para Chile Vamos, que enfrentó este proceso con la esperanza de -como decía el eslogan- redactar “una que nos una”. Esta fue una que dividía y que, por lo tanto, no alcanzó el necesario apoyo en las urnas.
El resultado del plebiscito no constituye, sin embargo, un triunfo para el Gobierno y los sectores oficialistas. Podemos decir que simplemente es una no-derrota. El Gobierno mantuvo esta vez una mayor distancia de la campaña, lo que evitó el riesgo de enfrentar un nuevo fracaso si ganaba la opción A favor, pero que no constituiría un triunfo si finalmente no se aprobaba (tal como ocurrió).
Desde el punto de vista constitucional, el Gobierno tampoco es ganador. No debe perderse de vista que la coalición oficialista pretendía cambiar la Constitución de 1980 por una surgida en democracia. El proceso de 2023 puso a la izquierda y a la centroizquierda en la incómoda situación de defender una Constitución que tampoco las representa. La única tímida "victoria relativa" para el oficialismo es la superación de la limitación para tramitar los proyectos que hubiera supuesto el triunfo del A favor y su posterior implementación.
En materia económica, la sensación de certeza es menor, pues -salvo que se den señales muy contundentes pronto- podría quedar espacio para que sectores políticos de extrema izquierda vuelvan con el tema constituyente en el futuro.
3. Impacto para el gobierno
El Gobierno no se ve tan debilitado como hubiese estado con una nueva Constitución, cuya implementación haría casi desaparecer la idea de implementar su programa. Pero su debilidad política, falta de apoyo ciudadano y minoría creciente en el Congreso, no desaparecen con este resultado. Ahora tiene la posibilidad de volver a intentar controlar la agenda e impulsar algunas reformas claves, cuyo escenario sigue siendo complejo.
Y, para volver a controlar la agenda, así como para la estabilidad futura del país, requiere dar señales claras y contundentes de que el debate constituyente (es decir, acerca del reemplazo de la Constitución) ha concluido. Esto permitirá a los actores políticos volver a focalizar sus esfuerzos y voluntades en debates que puedan impactar realmente en la vida diaria de los ciudadanos (seguridad, vivienda, salud, pensiones, etc.).
A pesar de que el Gobierno evitó su peor escenario, un cambio de gabinete se ve muy probable de todas maneras. Quizás menos profundo que si se hubiese aprobado la nueva Constitución. Las debilidades de algunos ministros y ministras se venían arrastrando desde hace semanas y se estaba a la espera de este resultado para hacer el ajuste adecuado.
4. Impacto para la oposición
La oposición aparece derrotada electoralmente, especialmente los Republicanos, que se jugaron intensamente por una aprobación. Pero ahora, se abre el espacio para que Chile Vamos y otros sectores de centro puedan acordar alianzas electorales sin la presión hacia el extremo que ejerció Republicanos en el Consejo Constitucional. El fracaso de la propuesta podría implicar una reconfiguración de las fuerzas de la oposición. El Partido Republicano se había posicionado como dominante en la conducción del proceso, ahora la derecha tradicional tendría la oportunidad de cuestionar esta posición.
Si bien este resultado aparece como una derrota electoral, no necesariamente implica que no tengan opciones de enfrentar adecuadamente las elecciones municipales y regionales del próximo año, con la expectativa de lograr la base suficiente para ganar la presidencial de 2024. Debe considerarse que un 44,24% de la población apoyó la propuesta, lo que podría constituir un piso con el que la derecha podría contar de cara a los próximos comicios, y a la espera del rendimiento gubernamental en los próximos años.
5. Efectos en la agenda legislativa
Este resultado permite retomar la agenda legislativa con mayor normalidad. La agenda de seguridad, que en parte estuvo teñida por el debate constituyente, seguirá como prioridad, pero podría abrirse espacio para otras materias que habían quedado postergadas. El Gobierno tendrá la opción nuevamente de retomar su pacto fiscal (o por el crecimiento como lo rebautizaron), pero sus elementos constitutivos serán determinantes a la hora de definir su viabilidad. Una reforma tributaria propiamente sigue con diagnóstico reservado, de cualquier forma.
Es posible que la agenda esté marcada todavía por aspectos constitucionales. Por una parte, la posibilidad de incorporar algunos cambios del sistema político que estaban en el texto rechazado (como el umbral del 5%). Por otra, la idea de subir el quórum de reforma constitucional por sobre los 4/7 por algún tiempo para dar certeza de que el debate constituyente ha quedado cerrado de verdad.
6. Reflexión final
Más allá de este resultado, el proceso en su conjunto aparece como un lamentable fracaso del sistema político chileno. Si la meta era superar la disputa constitucional con un texto aprobado en democracia y que fuera genuinamente “la casa de todos”, la misión no se ha cumplido. El proceso constituyente debe terminar porque el país no resiste continuar con este tema abierto permanentemente. Voces que intenten levantar un tercer proceso no parece que pudieran tener un mínimo de eco social y político en este escenario. Pero el cierre es uno muy lejano al buscado. Con todo, es un fracaso dentro de las reglas y sin disrupciones extrainstitucionales. El vaso medio lleno de este recuento. Ahora, debemos retomar los temas económicos, sociales y políticos que urgen a la ciudadanía, dejando atrás el debate constitucional con un sabor algo amargo, pero definitivo.